viernes, 17 de abril de 2015

Hubo un tiempo donde me abandoné a escribir, pero no en papeles o en computadoras. Escribía en mi mente, todo lo pensaba en prosa, lo miraba con ojos de metáfora y para mis oídos todo sonaba a novela moderna, de algún escritor latinoamericano. Cuando llegaba el momento de compartirlo se me olvidaba y la vida se me convertía en libro en silencio. No quería hablar hasta no haberme descrito la imagen desde afuera y que sonara bien.
Una vez fui a un psicoanalista que se le ponían los ojos vidriosos mientras le hablaba. Yo pensaba, se estará emocionando con lo que le cuento, o simplemente tiene sueño. Ante la duda le dije que quería dejarlo, su ego no lo soportó y me dijo que parara de dejar a la gente. Es raro querer para siempre,le contesté,  le dejé el dinero y no quise volver nunca nunca más.
yo ahora quiero para siempre. Así terminaba mi libro y mi mente.

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