Capitulo uno:
Otra cosa que pensé fue que la persona no es buena para
hablar quizás y sabe pintar, o son malos para las cuentas y les va bárbaro en
algún deporte. Yo todavía no encontré eso que habla de mí. Lo fui buscando
todos los días de mi vida. Hice un tiempo de guitarra criolla y jamás conseguí
que sonara, me iba con dolor de dedos y una frustración que me hizo pensar que
los instrumentos no eran para mí. Pinte sobre tela y cuando volví a ver las
pinturas que calcaba unos años después, note una desprolijidad característica mía.
Hice danzas y me enojaba no ser naturalmente elástica, tenía un poco de gracia,
lo admito, pero no la suficiente para dedicarme a eso. Fui a vóley y la verdad
fue en lo que peor me iba, me dolían las palmas de las manos y las muñecas del
lado de adentro cuando volvía a mi casa. Cuando terminé la escuela me decidí
por estudiar psicología, pero me pareció poco y quise a la vez hacer el
profesorado de maestra jardinera. Los niños fueron mi debilidad por mucho
tiempo, pero nadie quería que yo hiciera los carteles o recortara porque otra
vez mi desprolijidad tomaba el papel protagónico. Y en los jardines tener fea
letra o no cortar derecho es mala palabra. Termine las carreras, académicamente
hablando. Sigo buscando algo que hable de mí. Creo que la gente cree que soy
simpática, pero es solo una formación reactiva de mi timidez. Claro, en
psicología se habla mucho de formaciones reactivas… las explicaría pero estoy
cansada.
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