Los bebés son raros. Son lo máximo, el mejor momento de la
raza humana. Hasta que se hacen grandes y pierden su ternura, ya no queda bien
la panza, los rollitos en los brazos y la pelada. Yo quiero que mi bebé no
crezca, pero sí que hable, lea, y disfrute de ir al teatro conmigo. Un bebé que
haga todo eso sería el bebé más raro. Su magia está en ser hermoso sin hacer
nada. Pongo música, lo abrazo fuerte y bailamos mientras pienso que son los
años más felices de mi vida. Solo pasaron tres meses, pero yo creo que ya hace
muchos años soy su mamá. El embarazo duro tres años, y no voy a trabajar desde
hace como diez. El tiempo es mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario